¡El gozo de ser mujer!

¡El gozo de ser mujer!

En la sociedad contemporánea, las mujeres cristianas se enfrentan con dificultades para llegar a tener una personalidad femenina formada por el carácter cristiano. ¿Cómo puede la mujer cristiana moldear su carácter de tal forma que su femineidad no se vea alterada ni por el feminismo ni el machismo?
Pautas en la formación del carácter femenino
En la sociedad contemporánea, las mujeres cristianas se enfrentan con dificultades para llegar a tener una personalidad femenina formada por el carácter cristiano. Las presiones recibidas por la personalidad femenina han aumentado mucho en los últimos años. Esto se debe al hecho de que parte de la ideología del movimiento feminista aboga por un cambio de personalidad en las mujeres (se supone que este cambio les permitirá competir más equitativamente con los hombres). Aunque este aspecto del movimiento feminista no parece haber tenido una aceptación universal, sí ha transformado el tema de la personalidad femenina en algo mucho más debatido.
EL VALOR DE SER MUJERES

Existe una serie de áreas cruciales que se deben tratar con éxito si se va a formar eficazmente a las mujeres para que tengan un adecuado carácter cristiano femenino. Una de las áreas más importantes en nuestra sociedad es que las mujeres aprendan lo valioso de ser mujer. Las mujeres se sienten —frecuentemente— relegadas o de menor valor porque en nuestra sociedad se valoran más los logros masculinos, y es común que se coloque a las mujeres en situaciones en las que no hay diferencias en la manera en que se evalúa a los hombres y a las mujeres.
La situación actual es inusual, a pesar del punto de vista opuesto que presentan a menudo las feministas. Las mujeres de otras épocas no han dado las señales de insatisfacción por el hecho de ser mujeres que manifiestan las mujeres modernas. La mayoría de las sociedades —no todas— han valorado y respetado a las mujeres, y han expresado esta valoración y respeto de maneras bien específicas. Las mujeres han sido conscientes de que estaban subordinadas, pero la subordinación —tanto para los hombres como para las mujeres— no se experimentaba como algo degradante, que es la manera en que se la suele considerar en la sociedad contemporánea.
Se ha producido un cambio cultural masivo en esta área, un cambio que ha producido una insatisfacción interior en las mujeres. El entrenar a las mujeres para que compitan exitosamente con los hombres probablemente no hará más que aumentar esta insatisfacción, en lugar de eliminarla. Sólo se eliminará esta insatisfacción cuando las mujeres puedan experimentar que se las aprecia y valora justamente por ser mujeres, y distintas d
FORTALEZA EMOCIONAL

Finalmente, se debe liberar a las mujeres de una excesiva dependencia emocional en los hombres. La dependencia emocional es distinta de la dependencia social. Las mujeres dependen socialmente de los hombres cuando hay tal interdependencia de funciones que necesitan de ellos para poder vivir o trabajar de una manera determinada. La interdependencia social es muy importante en el correcto desempeño de los roles de los hombres y las mujeres.
El que alguien sea emocionalmente dependiente indica que esa persona necesita, en su interior, cierto tipo de apoyo emocional para poder funcionar emocionalmente bien. Es inevitable —y bueno a la vez —que haya cierta dependencia emocional. Pero cuando las relaciones son correctas deben producir una fuerza emocional que haga disminuir la dependencia en este campo.
A menudo la mujer siente una gran dependencia emocional del hombre —ya sea el novio, el marido o un hijo—. Las madres tienden a aferrarse a sus hijos varones, las novias se centran emocionalmente en sus novios, y las esposas buscan, constantemente, tener más compañerismo y atención de parte de sus maridos y se resienten cuando no lo consiguen. Las mujeres modernas no hacen esas cosas porque lo hayan decidido conscientemente. La sociedad occidental moderna está estructurada de tal manera que la única esperanza de tener apoyo personal que tiene la mujer es el tener un hombre que la convierta en el centro de su vida.
Para que esta situación cambie es necesario que lo hagan primero los patrones sociales así como el punto de vista sostenido por el medio, el cual hace que una mujer sienta que la única relación realmente satisfactoria es la relación con un hombre que sea su hombre. Es cierto que los maridos son importantes en la vida de sus mujeres, pero una dependencia emocional excesiva hace que a menudo sea difícil para ellos, aun para los maridos muy delicados, satisfacer a sus mujeres. Las mujeres solteras no deberían estar constantemente concentradas en encontrar un hombre. Si las mujeres han de lograr una feminidad cristiana confiada y responsable, necesitan tener una cierta libertad emocional respecto de los varones.

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