Padres Negligentes

Padres Negligentes

El hecho de ser padres es algo que debemos tomar con gran seriedad. Nuestra felicidad en el futuro será afectada en gran manera por nuestra destreza en criar a nuestros hijos. La felicidad y éxito de sus hijos también depende de su destreza en criarlos bien. Hay mucho que saber y aprender sobre la mejor manera de hacerlo.

Muchos equivocadamente piensan que los psicólogos son los expertos en el asunto. Si reflexionamos sobre lo que está pasando con los niños de padres que crían a sus hijos según el consejo de psicología moderna, debemos saber que no es buen consejo. El consejo mejor viene de padres que son creyentes que tienen hijos venerables porque los han criado según la Palabra de Dios.

Es lamentable que haya tantos padres negligentes. Son los que crían a sus hijos de cualquier manera. No buscan consejo de nadie. Para muchos, los hijos son una amenaza a su comodidad personal. Sí, cambian sus pañales y les dan de comer y buscan la manera mejor de callar su llanto, pero no es por amor a sus hijos sino para volver enseguida a sus propios intereses.

Debemos tomar nuestros hijos como una bendición de Dios y no como una molestia. Salmo 127:3 dice “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre”. Niños están sufriendo porque nuestra sociedad es cada vez más egocéntrica. Lo único que importa es paz personal y prosperidad.

Efesios 6:4 dice algo sobre lo que Dios espere de los padres. “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Es una inversión que tenemos que hacer en ellos, no tan solo de dinero sino también de tiempo y caridad. Gálatas 6:7 dice, “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.

Podemos hablar, no tan solo de padres negligentes sino también de padres crueles. Hay más de una manera de ser cruel a sus hijos. El extremo máximo es abandonarlos en la calle como cachorros no queridos. En el centro de las ciudades grandes siempre se encuentran algunos durmiendo en la vereda y abriendo puertas de taxis con esperanza de recibir algunas monedas de los pasajeros.

Otros padres pegan a sus hijos sin misericordia por no cumplir lo que ellos esperan de ellos. Otra manera de ser cruel es por no cumplir con su deber de disciplinarlos y amonestarlos en el Señor. Resulta que ellos llegan a ser jóvenes rebeldes que no respetan la autoridad. Ambos, los padres y sus hijos, sufren cuando es así. Desde temprano, cada niño tiene que saber que él no tiene derecho de manejar su vida a su manera. Es muy difícil para los docentes educar niños que no respetan las autoridades. Ellos llegan a ser mayores sin educación y sin respeto por los demás. No hay futuro para ellos.

El libro de Proverbio nos da buen consejo sobre la necesidad de corregir a nuestros hijos. Allá leímos “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas él que lo ama, desde temprano lo corrige” (Proverbios 13:24). “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo” (Proverbios 19:18). “No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castiga con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol” (Proverbios 23:13-14).

Algunos tienen un concepto equivocado sobre lo que significa corregir con la vara. Hay algunas normas para hacerlo correctamente. Son las siguientes:

1. No lo hagas cuando estás enojado. Esto es entregarte a la ira.
2. Antes de hacerlo, explica al niño que le amas y que tienes que hacerlo para que él aprende que lo que él hizo es algo que no se hace.
3. No tienes que hacerlo con tanta fuerza que está en peligro de quebrantar un hueso o dejarle sangrando. Hay un lugar en las nalgas de cada niño donde puede pegarle sin hacerle daño.
4. Debe seguir castigándole hasta conquistar su testarudez.
5. Después de castigarle, debes sentarle a su lado, abrasarle, besarle, y asegurarle que le amas. Luego orar por él para que aprenda que le amas y que Dios le ayude a no hacerlo más.

No hay forma de interpretar esto como crueldad. Al contrario, la crueldad es dejarle seguir en el mal camino hasta que es tan testarudo que no hay forma de corregirle. Satanás quiere a su hijo. El sabe que un día su hijo será un fiel siervo de él si él puede animarle a ser negligente en su crianza o si él puede convencerle en un mal procedimiento de hacerlo.

Yo amo a los niños. Por eso, ruego a los padres a no ser negligentes en la crianza de sus hijos. Si padres aman a sus hijos, quieren lo mejor para ellos. Esto incluye más de lo mejor en bienes materiales. Muchas veces los hombres que fueron grandes benefactores de la humanidad vinieron de un fondo pobre. No siempre, pero muchas veces, tenían padres que les criaron en la disciplina y amonestación del Señor. Padres, esto es lo mejor que pueden hacer por sus hijos.

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